Miro a este cielo iluminado
por miles de brillantes luceros
y solo quedo ensimismado
por tan inmenso y etéreo enrejado
que como todos los mares en calma
ni tan solo una ola extraña
rompería la paz que ahora siento
Pero igual que un cristal
que el aliento empaña
viniera como un ladrón esa luz del alba
a robar la paz de esta noche clara
dejándome abrumado
y esperando de nuevo