¿La armada invencible?
Al capitán Adolfo le encargaron la difícil
misión de reunir una flota y conquistar el gran océano de la Democracia.
No en vano logró arribar a buen puerto con
todos los navíos intactos después de atravesar tormentas y tempestades. Por
todo ello lo ascendieron a Almirante y le dieron un regalo: Un reloj de acero y
cuarzo.
Años más tarde y con las aguas más calmadas
la flota fue a parar a manos del Comandante Felipe, quien navegó por las aguas
de Europa haciendo de vez en cuando incursiones al interior de la misma y
consiguiendo grandes botines. Por todo ello recibió un regalo: un reloj de
acero bañado en oro.
Cuando el Capitán José María recibió el
mando de la flota, las aguas internacionales, sobre todo las de Oriente Próximo
estaban muy revueltas, y éste decidió navegar por ellas a toda costa, así que
en poco tiempo las olas de aquella gran marejada consiguieron llegar hasta
nuestra capital produciendo casi dos mil víctimas entre heridos y muertos. En
aquellos momentos una parte importante de la sociedad culpó de esta catástrofe
al jefe de la flota por la mala gestión al atravesar aquellas aguas,
enturbiando así otros logros conseguidos en otros mares. Por todo ello no
recibió el regalo que ya le habían preparado: Un reloj de oro macizo
.
.
Estando las aguas asesinas aún
en retirada, nombraron jefe de la flota al Teniente José Luis, quien sin
entender nada de marinería se limitó a recoger el regalo que habían preparado
para su antecesor en el mando y a navegar sin brújula ni rumbo. Navegó
haciendo círculos durante mucho tiempo y aunque logró llegar a
puerto no consiguió ningún botín. Por todo ello no recibió ningún regalo pues
se lo gastó todo el presupuesto navegando a ciegas.
El comandante Mariano es el actual jefe de
la Flota Española. Navega poco por los grandes océanos ya que le gusta más la
navegación por los ríos y lagos del interior de Europa. Desde que fue nombrado
Comandante la flota ha disminuido considerablemente, ha despedido a la mayoría
de la tropa y enriquecido considerablemente a sus oficiales y armadores.
Posiblemente no espera recibir ningún regalo de sus patrones, pero sí de sus
nuevas amistades centro europeas, así que seguirá despidiendo a marineros,
enriqueciendo a oficiales y armadores y destruyendo nuestras naves esgrimiendo
que están obsoletas, y el mayor problema es que la mayoría de la tropa no somos
marineros y además no quedan astilleros para construir nuevos barcos.
Con este panorama sólo nos queda esperar que
en verdad el comandante Mariano reciba de sus amigos europeos un buen regalo y
que esta vez lo reparta entre la tropa y gente de tierra adentro
Antonio Gómez
Roldán. Septiembre 2013
VERGONZOSO
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